viernes, 31 de diciembre de 2010

Palizas mediáticas

Juan Gajardo Quintana
“La violencia es el último refugio del incompetente” Isaac Asimov
Un sujeto, al ser interpelado por otro, sin decir agua va y antes que este pueda agregar argumento alguno a su interpelación, se abalanza sobre su interlocutor y lo hace experimentar una tempestad de combos y patadas cual nunca se imaginó en su vida de exitoso empresario. ¿Vendría su victimario saliendo de una fracasada actuación ante un público reticente y agresivo? ¿Habrá quedado con la secuela de haber interpretado al violento e iracundo Otelo, el moro celoso? Quién sabe qué fue lo que ocurrió. Capaz que se las haya querido dar de héroe de película frente a las robustas damiselas que atendían el servicentro, toda vez que acusó, luego, ante las cámaras, que el magullado hombre de empresa habría estado haciéndose el plomo con el personal del negocio. Cabe hacer notar que los machos de la especie, tienden a subir los bonos ante sí mismos mediante esta intrincada operación de hacer crecer su imagen ante la presencia de las féminas y se agradece, cuando no se teme, la aparición de un rival que pueda opacar su estampa en lo que considera su territorio virtual.
Esto que causó estupor entre la civilizada ciudadanía de nuestra tierra, es más común de lo que queremos reconocer. En política basta que un adversario se atreva a insinuar algún “desapego” hacia algún prohombre, para que este reaccione en una forma que envidiaría el propio Carlos Martel (después Carlomagno), cuando aporreaba sarracenos. En la vida laboral, cualquier comentario que un susceptible funcionario escuche acerca de su desempeño, es causal para que prepare su artillería y se disponga a vender caro su prestigio. Y qué decir del jefecito que teme ser eclipsado por un recién llegado y soportar las críticas a su sagrada gestión. La respuesta es inmediata y muy lejos de mesurada: sin aviso, pero con premeditación y alevosía, se lanza sobre el infortunado dándole con todo. Descalificaciones, sarcasmos (si tiene la agudeza para hacerlo), acusaciones, oficios secretos hacia las autoridades, de cuyo contenido el infeliz no se puede defender, en fin, acciones desquiciadas que forman parte del arsenal de aquel que ha hecho de sus instintos el elemento rector de su proceder.
Lamentablemente la violencia, en sus diversos aspectos, tiene muchos admiradores. Algunos la han convertido en el tema de sus propuestas artísticas, con el fin de apoderarse de un importante mercado. Cineastas y periodistas hacen su agosto con dichos contenidos. Pero la violencia más soterrada, funcionaria y administrativa, como arma para mantener controlada la conciencia y accionar de las personas, constituye en gran medida el elemento gestor por excelencia de individuos que llegan a posiciones de cierto liderazgo, no en base a sus capacidades y talentos. Por el contrario, generalmente son sujetos con limitaciones evidentes, lo cual hace más monstruosa la reacción de la masa a su cargo: servilismo, sumisión, resignación y entrega sin condiciones. Las personas con dignidad, visión y libertad de pensamiento, allí están perdidas. Entonces, que el Altísimo nos ayude cuando aparezcan nuevas atribuciones para nuestros directores de colegio, que pueden aumentar los despropósitos que apreciamos diariamente en los centros educacionales. Recuerdo que debí pasar dos días en un afectado liceo de Linares, reemplazando a una profesora amiga. No me contactó ningún docente directivo, simplemente porque ninguno se encontraba en el establecimiento. Tanto el horario como las instrucciones del cargo me las tuvo que dar un inspector de pasillo. ¡Y después se dieron el lujo de objetar mi augusta presencia en ese magno centro de enseñanza, cuando ni siquiera me divisaron! ¿Y si me han dado con el mocho del hacha? También, muy señor mío. Siendo vuestro servidor diplomático y cuidadoso siempre en sus planteamientos, de su boca jamás emana un término disarmónico, haciendo honor a su condición de académico de la lengua. Pero las palabras con su infinita riqueza, de nada sirven ante la acerva mirada de un troglodita, tal como quedó demostrado, gracias a las imágenes de Facebook y Youtube.

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