domingo, 16 de enero de 2011

PSU: Lenguaje a la baja


por J.O.G.

Solo hay mundo donde hay lenguaje (Martin Heidegger)

Pese a las congratulaciones, descorchados de botellas y la legítima alegría de los triunfadores, no deja de preocuparme a mí los resultados de la PSU. A mí, que ninguna responsabilidad tengo en el evento. Menos poseo influencia en las decisiones que en el sistema se deben tomar. Me gustaría, eso sí, por lo menos, traspasar mis habilidades en el plano de lo verbal, ya sea vía cátedra o por ósmosis. Como el sistema educacional de mi tierra natal no me ha considerado digno de ejercer mi salutífera influencia pedagógica, para extrañeza de quienes han sido mis alumnos y que hoy se reparten por diversas universidades y empresas, por lo menos me adjudico la oportunidad de expresar mis sentimientos y apreciaciones mediante esta tribuna de opinión.
Me llama la atención, así de sopetón, la extraordinaria diferencia entre la cantidad de “puntajes nacionales” entre matemática y lenguaje: 453 en la primera y 3 en el segundo. Esta situación es similar a lo que viene aconteciendo en años anteriores. ¿Es que somos un país de matemáticos? La gran cantidad de nombres señeros en el ámbito de las letras que ha dado nuestra tierra, demuestra lo contrario. ¿Será, entonces, que en el plano de la visión económica imperante, es el dominio de los números el que ha cobrado una importancia tal, que las habilidades verbales se han convertido en cualidades de segunda clase? Sondeando las opiniones de nuestros alumnos, es realmente efectivo que la lectura, la capacidad de hablar, escuchar y leer, han perdido el sitial que antaño tuvieron. Por otra parte, en este supermercado del conocimiento y de las carreras profesionales, no hay por donde perderse que aquellas asociadas con la suma y la resta la llevan. Apareadas a estas profesiones están los conceptos de productividad, eficiencia y, por sobre todo, utilidades. Así también queda en evidencia al apreciar que varios de los altos puntajes que, impresionados por las franquicias ofrecidas a los postulantes a pedagogía, habían pensado seguir ese camino, una vez conocidos sus resultados, cambiaron rápidamente por alternativas más prometedoras.
Por otra parte, la tortura a que los alumnos son sometidos año tras año en procura de buenos puntajes en el SIMCE y la PSU, no está dando los resultados que, digamos ingenuamente, esperaron los líderes educativos a nivel técnico y maestros. Ya lo denunció un ex personero del plan Chile 2020: el “simcismo” y el “psucismo”, están atrofiando las mentes de nuestros estudiantes y demás está decir que los talleres que en el curriculum se implementan en los liceos, terminan transformándose en salvavidas para subir el promedio en las asignaturas del plan mínimo.
¿Qué vamos a hacer en un país lleno de científicos, matemáticos y economistas, sin individuos que sepan dialogar, discutir y parar un discurso coherente acerca de nuestra problemática como sociedad? Recordemos que quienes guían el devenir humano no son los científicos cuyo noble quehacer queda a disposición de la humanidad y tiene una adecuada aplicación, dependiendo de los líderes que la dirigen en el momento. Ejemplos en la historia hay demasiados acerca de cómo se han utilizado los avances científicos para el bien o para el mal. Determinar los valores que priman en una decisión, constituye una habilidad más allá de lo netamente científico, se basa en habilidades que se desarrollan a través de los estudios humanísticos donde el lenguaje es clave.
Terminemos de una vez, oh universidades, de minimizar la ponderación exigida a la parte verbal ¿O queréis seguir formando ingenieros que no saben explicar en forma inteligible lo que se proponen? ¿O economistas que son verdaderas esfinges al momento de apaciguar a la población después de sus deslices? Recordemos que muchas de las desgracias producidas por el tsunami, pudieron evitarse si los responsables hubiesen exhibido mejores habilidades comunicacionales.

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